Pasé todo el día durmiendo y tratando de juntar algo de valor para salir de mi casa pero el día estaba horriblemente soleado y no conseguí lograrlo. Escuche algunos discos de chicas y chicos Folkies modernos, cuestión que atrapo mi atención y me lleno de sentimentalismo. Pero al rato me aburrió, simplemente no era el momento. Así que, extrañamente, busque en la TV algo para ver pero, como es de público conocimiento, querer matar el tiempo un domingo viendo una película por el bendito cable es casi casi como tomar cianuro para un dolor de muela. Si no es una película con algún tipo de perro que juega algún tipo de deporte es una con algún tío super-sexi que maneja armas como un Billy the Kid venido en abuelo, con chicas super-tetonas e intrigantes, autos chocadores que vuelan y explosiones solo vistas en algún sueño húmedo de algún pirómano. Si no es algún adolescente cara de bueno huérfano, o con algún padre abusivo en su defecto, lleno de problemas pero de corazón super-amable que sortea todo tipo adversidad, es alguna parejita que se enamora a simple vista con muchos amaneceres y conversaciones por demás cursis.
En fin, seguiré buscando un que hacer para matar el tiempo. Mientras tanto, por suerte, Ryan Larkin siempre me recuerda que no todo el cine es basura y que de él se puede hacer verdadera poesía.
En fin, seguiré buscando un que hacer para matar el tiempo. Mientras tanto, por suerte, Ryan Larkin siempre me recuerda que no todo el cine es basura y que de él se puede hacer verdadera poesía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario